EL ENTORNO

Integración

Amamos la tierra de la que nacen nuestros vinos, el Alto Aragón. Esa pasión por lo nuestro, por lo autóctono, es lo que nos impulsó a instalarnos en Laguarres, en la parte de mayor altitud del Somontano.

vista de viñedo y colinas

Laguarres, cuna de nuestro vino

Perdido en algún punto del valle del río Isábena, río que moja nuestras viñas y nos da nombre, encontramos Laguarres. Como el resto de pueblos de la comarca de Ribagorza, se caracteriza por tener una baja densidad de población.

Esta ruralidad marca nuestra forma de ser y de entender la vida.

La única carretera que permite llegar hasta nosotros es la A-1605, que atraviesa el valle y lleva desde Graus hasta Bonansa, conectando con el Valle de Arán y el Pirineo a través de Benasque.

La singularidad de la zona no nos impide disfrutar de enclaves arquitectónicos y naturales brillantes, como la catedral más antigua de España, ubicada en Roda de Isábena, o el Monasterio de Obarra.

El entorno natural

Desde las viñas vemos el Turbón al fondo y toda la cordillera pirenaica, con el Aneto como máximo exponente.

El río Isábena hacia el norte nos guía hasta el Congosto de Obarra y hacia el sur nos lleva hasta su desembocadura en el Ésera, en Graus.

También en estas tierras se esconden la Selba Plana y su hayedo, los encinares y quejigares y, si nos fijamos bien, podemos ver la sombra de algún quebrantahuesos, las huellas de algún mirlo o escuchar el salpicar de alguna nutria al entrar al agua.

Las gentes y su cultura

El Turbón, con el arca todavía “turbada” en su cresta, nos marca con su boira si habrá “aigua en tot Aragón” o si, con suerte, las brujas del valle podrán dejar sus ropas a secar al Sol.

Además de sus leyendas y tradiciones, las gentes de nuestro valle y las de otros de la Comarca esconden un secreto, una lengua histórica propia de la zona, a medio camino entre el aragonés del Sobrarbe y el catalán: el ribagorzano.

Con nuestro trabajo aquí, damos valor a todo lo que nos rodea y nos hace ser.

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